Bueno, estoy ya de vacaciones, pero tomandomelas en serio, así que dejé de escribir durante cais una semana. Estoy pensando cosas expresamente para el blog. Mientras tanto, os dejo la primera parte sobre otro trabajo que hice para la carrera (que por cierto, he terminado hace unos días). El trabajo es sobre movimientos antiglobalización, zapatismo y decolonialidad, pero os dejo la parte introductoria de los movimientos anti/alterglobalización.
II) SOBRE EL MOVIMIENTO DE MOVIMIENTOS
II.I) Breve Historia; de Chiapas a Copenaghe
Existe cierto consenso en afirmar que, a pesar de la diversidad de ideologías y de los movimientos y manifestaciones que surgen a partir de los setenta, lo que realmente impulsa un movimiento que contesta el neoliberalismo a nivel mundial, de forma consciente y organizada y queriendo incluír a todas los grupos antineoliberalistas, es la aparición en la actualidad pública de los zapatistas en Chiapas (Pastor, Jaime, 2002:29-31, Bratos, Miguel, 2010:71). No es sólo su caracter inclusivo el que lo hace merecedor de este título, sino la organización en 1996 de los Encuentros Intercontinentales por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo, que más tarde se celebrarían en España y otros lugares del mundo cuyo objetivo era analizar la situación política del momento y que cada grupo en cada lugar del planeta se organizase para alcanzar los objetivos de igualdad, justicia y democracia real en su contexto determinado.
Es en 1999 cuando en Seattle se reúnen más de 50.000 manifestantes y consiguen abortar la cumbre de la OMC. Comienza aquí, aunque ya habían tenido lugar ensayos como el de Madrid en 1994 contra la celebración del 50 aniversario del FMI, las conocidas como contracumbres. Además, es la primera vez que aparece con fuerza una característica que pasaría a ser esencial a partir de ese momento dentro del movimiento; lo que se conoce como “activismo electrónico” (Pastor, Jaime: 2002:33), que demostró una gran eficacia y que hoy en día es el medio de comunicación y organización más utilizado por este tipo de movimiento social (Lago, Silvia y Marotias, Ana, 2007). El éxito de esta contracumbre reside sobre todo en la gran capacidad de convocatoria, la diversidad de composición de los grupos e individuos asistentes, la presencia de sindicatos y trabajadores y su éxito a la hora de abortar efectivamente los objetivos de la cumbre oficial.
Así, las contracumbres o movilizaciones se suceden ese mismo año de 1999 y los siguientes. En Washington y Bangkok ese mismo año protestaban ante una cumbre del FMI y el BM y la Conferencia de las NU sobre Comercio y Desarrollo respectivamente. En el 2000 y en el 2001 en Praga y Barcelona se consigue abortar reuniones del BM y del FMI. En el 2003 en Génova con motivo de la reunión del G8 se reúnen más de 150.000 manifestantes que son reprimidos brutalmente por la policía. Ese mismo año se suceden manifestaciones en la mayoría de las ciudades del mundo en contra de la guerra de Iraq. En 2007 en Rostock, Alemania, vuelve a reunirse el G8 y se organiza otra manifestación que vuelve a ser duramente reprimida por la policía. En Diciembre del 2009 en Compenaghe se reúne la ONU por motivo de la cumbre contra el cambio climático, hecho que aprovecha el movimiento para manifestarse.
Siguiendo a Jaime Pastor (2002:36), es a partir de Seattle cuando el movimiento, reconocido por detractores y partidarios, toma una nueva dimensión, proponiendo un calendario de actuaciones a largo plazo que son seguidas en todo el mundo por miles de personas. En medio de todas estas movilizaciones surge también el Foro Social Mundial de Porto Alegre como respuesta al Foro Económico de Davos, lugar donde se populariza la famosa frase “otro mundo es posible” y se congregan por primera vez a organizaciones y activistas de todo el mundo para presentar propuestas alternativas al modelo que se estaba denunciando.
II.II) Objetivos y logros
En el movimiento alter o antiglobalización aparece un nuevo protagonista en el escenario político mundial; la sociedad civil. Este cambio lleva a una evolución de lo que se conoce como viejos movimientos sociales, muy centrados en el movimiento sindical y obrero y en el ámbito nacional (Preciado Coronado, Jaime. 2003:3 y Santos, Boaventura de Sousa, 2001:178-179) a los nuevos movimientos sociales, de carácter más transnacional, preocupados por la política que se desarrolla a nivel internacional y por cuestiones globales como el cambio climático, la situación de las mujeres, la pobreza y desigualdad, etc. Preciado Coronado atribuye a estos grupos los siguientes puntos en común; la construcción colectiva de un imaginario político, la aportación de formas deliberativas o participativas de democracia, las aportaciones a la configuración de una identidad cosmopolita inclusiva, el nuevo espacio político con alternativas a la globalización neoliberal a distintas escalas (mundial, supranacionales regionales, estados nacionales y los locales-regionales) y las potencialidades de la gobernancia democrática, que propone un cambio en la democracia neoliberal hacia una mayor participación ciudadana (Preciado Coronado, Jaime. 2003:9-13).
Francisco Fernández Buey (2007:27-32) realiza un decálogo de las diferentes propuestas en positivo que está llevando a cabo el movimiento de movimientos; Condonación de la deuda externa a los países empobrecidos por parte de los países ricos y de las organizaciones internacionales, dedicación del 0,7% del PIB de los países ricos a ayudar al desarrollo de los países en peor situación socioeconómica, tasar las transacciones comerciales internacionales y los flujos especulativos de capitales (mediante variantes de la Tasa Tobin) como requisito para alcanzar la equidad en las relaciones internacionales, implantar una renta básica de ciudadanía o renta básica incondicional como condición para reducir el hiato existente entre ciudadanos con trabajo y ciudadanos desempleados o en precario, sostenibilidad económico-ecológica, defensa de la biodiversidad y de la diversidad lingüística y cultural, desarrollo de la noción de soberanía alimentaria.
El objetivo general de todos estos movimientos, por lo tanto, es el dar una respuesta y ofrecer una alternativa global a las políticas del capitalismo neoliberal y la democracia representativa occidental. Estos grupos suelen estar más centrados en unos aspectos u otros de estas políticas como el ecologismo, la justicia, la economía, la pobreza, la igualdad de género o el acceso a los recursos, pero parten siempre de una crítica al modelo actual de globalización. Precisamente esta crítica o descontento es lo común a todos ellos, pues las propuestas, la forma de entender el activismo, sus campos de actuación, etc son ámbitos donde cada movimiento tiene una opinión diferente a muchos otros. De hecho, son frecuentes los debates acerca de los métodos de acción, de las estrategias a seguir y de los ámbitos prioritarios sobre los que trabajar.
La interpretación de los éxitos obtenidos por el movimiento varía dependiendo de quien lo juzgue. El periódico La Vanguardia, titula el día 1 de Febrero del 2010 que “El movimiento antiglobalización cumple 10 años sin victorias”. Sin embargo, se pueden reconocen ciertos logros. Uno de ellos, y seguramente no poco importante, es el hecho de haber descubierto el lado negativo de la globalización financiera y ponerla en el centro del debate político y social mundial, tal como afirma Jaime Pastor (2002), quien al mismo tiempo apunta otro logro importante, y es la creación de una red de comunicación alternativa a través de internet, a lo que Silvia Lago y Ana Marotias (2007) añadirían la creación de una red informativa alternativa, donde cada persona, cada activista, es el reportero que informa. Y toda esta red y estas denuncias no se quedan solo en su existencia, sino que han logrado en muchas ocasiones cambiar la agenda de las grandes corporaciones gubernamentales y financieras con sus contracumbres, y logrado que diferentes tratados no llegasen a un acuerdo gracias a las manifestaciones en contra llevadas a cabo por parte de la sociedad civil. Del mismo modo, se ha logrado que muchos temas formen parte de la agenda política global, como es el caso ecologista, de igualdad de género y de interdependencia y responsabilidad de la pobreza de los países del sur.
II.III) Mirando al futuro
Dentro de los grupos que de algún modo pueden situarse en una ideología alter/antiglobalizadora, existe una gran diversidad de ideas, luchas, propuestas, estrategias y procedencias. Como se ha dicho, estas diferencias han creado muchos debates dentro del movimiento, muchos de los cuales no han logrado consenso ni parece que se vaya a lograr en un corto plazo de tiempo. Se ha visto también que desde el 2004 el poder de convocatoria a nivel general de estos movimientos ha bajado. La lucha parece haberse retirado a un ámbito más local, y las grandes convocatorias como las anticumbres han ido perdiendo poder de convocatoria. Aún así, la participación en el Foro Social Mundial de diferentes asociaciones ha ido en aumento así como los foros regionales en todo el mundo. A la vez, el centro de actividades del movimiento se ha desplazado hacia América Latina, como respuesta a las situaciones políticas que allí se están viviendo (Fernández Buey, Francisco, 2007:27).
De este modo, una de las claves del éxito a largo plazo para el movimiento es generar dinámicas que logren administrar las diferencias dentro de los grupos y crear a la vez un calendario de acciones que aglutinen a la mayor cantidad de gente posible. Esto implica también una capacidad de trascender a las fronteras y a las culturas, una visión transnacional y transcultural (Francisco Fernández Buey, 2007:34) que es necesaria dentro de un movimiento que se pretende global y que efectivamente se enfrenta a situaciones donde diferentes modos de concebir la vida están presentes a la hora de buscar soluciones a los problemas.
Más allá de la propia dinámica de los grupos, algunos autores proponen diferentes formas de afrontar o cambiar la naturaleza de esta globalización. Marc Augé, por ejemplo, propone una suerte de “utopía de la educación” donde los protagonistas sean la sociedad, el individuo y el conocimiento;
Hay que invertir las prioridades. Si llevamos a cabo la revolución educativa, a medio plazo tendremos todo lo demás, todos conocemos las desigualdades siempre crecientes en el mundo, pero la utopía de la educación es a la vez progresista y progresiva. Podemos avanzar paso a paso, pero tenemos que seguir adelantando y empezar. Necesitamos una utopía de la educación. Los descubrimientos en curso afectan a toda la especie humana, y son demasiado susceptibles de trastocar la idea que se forman los hombres de sí mismos y del universo como para ser impunemente confiscados por una élite. Necesitamos una utopía de la educación que nos permita pensar que el porvenir del conocimiento es el porvenir de toda la humanidad, y no de una minoría dominante. Es una utopía, pero el espacio de esta utopía ya lo poseemos, es el planeta entero. (Augé, Marc, 2004:21)
Por su parte, Latouche, afirma que el problema no es que no existan alternativas o propuestas, sino que el problema es que son las grandes corporaciones capitalistas las que se han hecho con el poder de decidir cuál es el camino a seguir para llevar a cabo esta mundialización cuyo único interés es el beneficio económico;
Seamos claros, no se trata de expresar una nostalgia romántica por la edad de piedra. (...) La inquietud proviene del hiato entre el nivel técnico alcanzado y la maquinaria humana que fabrica socialmente a los ciudadanos. Lo que angustia es ver técnicas superdotadas utilizadas sin control por empresas que tienen como única guía la ganancia o por burócratas que no buscan más que la eficacia, en un mundo sin alma, sin coherencia y sin proyecto. (Latouche, Serge, 2003:46)
Por lo tanto, sería necesario un paso más que otorgase a estos movimientos un protagonismo mayor a nivel de decisión o influencia política, que pudiese realmente imponer el debate de ciertas cuestiones y hacer cumplir los acuerdos a los que se llegasen, aportando la opinión de la ciudadanía y rebajando el poder de decisión de las grandes empresas captialistas.
II.IV) Debates para una definición
Existen debates más o menos extensos acerca del uso de la terminología para abordar el estudio y análisis del fenómeno de la “globalización”. En el ámbito francés y europeo suele hablarse también de “mundialización”, pero son ya muchos los teóricos que afirman la trampa que suponen estos términos. Según autores como Touraine o Castells, este término encierra al menos dos problemas; uno es el que parece hablar de un proceso homogéneo a nivel global, cuando en realidad no es así. Y otro que en muchos aspectos el concepto globalización pretende establecerse como nombre de una etapa nueva en el capitalismo cuando en realidad habla de aspectos que llevan existiendo en cierto modo desde hace más de cien años (Touraine, 2005:8, Aguirre Rojas, 2000:2). Además, se señala también que el término no es inocente, pues pretende dar a entender una nueva etapa, un nuevo momento histórico que de alguna manera muestre progreso, cambio y mejora en el devenir del capitalismo;
Quizá el problema mayor que implica tratar de pensar la situación actual del capitalismo, desde este concepto de la globalización, sea el de que entonces se piensa a la etapa que estamos viviendo hoy, exclusiva o predominantemente en términos positivos. Y por lo tanto, poniendo el énfasis fundamental en el carácter progresivo, y todavía vigente, de ese mismo capitalismo. Porque sea de manera explícita o implícita, es claro que concebir a la globalización como "la más nueva" o la "más reciente" etapa de vida del capitalismo, implica presuponer que dicho capitalismo continúa desarrollándose y floreciendo, a la par que engendra, sucesiva y progresivamente, nuevas formas, etapas, periodos y figuras de su propio despliegue general. (Aguirre Rojas, Carlos Antonio, 2000:4)
Ahondando en las connotaciones del término, otra característica que es denunciada por muchos pensadores es la sensación de inevitabilidad que suele atribuírsele al proceso. Esta inevitabilidad no existe en modo alguno (Touraine, 2005, Latouche, 2003). El proceso actual tiene unos actores y unos intereses claros; el dejar hacer del Estado Nación actual (Appadurai, 1999, Aguirre Rojas, 2000, Touraine, 2005), los intereses de las grandes compañías transnacionales, las grandes compañías petroleras y sus representantes políticos el FMI y el BM, entre otros. El buscar un devenir diferente a estos procesos globalizadores, mas respetuosos con el medio ambiente, con las culturas y con los individuos de todo el planeta es posible y es precisamente aquí donde entran en juego los movimientos antiglobalización, cuyo nombres es, por tanto, susceptible también de matizaciones.
Se les han llamado antiglobalizacion, alterglobalización, antisistema, anticapitalistas y un largo etcétera. Todas pueden ser ciertos y falsos hasta cierto punto, pues como se dijo, el movimiento es muy hetereogéneo y las ideologías y las estrategias diferentes. Por ello podemos decir que todos ellos pueden albergar un punto de verdad, pero no son aplicables en general a todo el movimiento, ya que existen grupos que efectivamente buscan una otra globalización (alter) y grupos que simplemente se oponen a ella por verla en su totalidad como algo negativo (anti). En este sentido Francisco Fernández Buey (2007:23) prefiere hablar de “alterglobalización”, pues opina que la mayoría de los grupos proponen alternativas. Otros grupos simplemente están en contra de la expansión del capitalismo, por lo que efectivamente pueden ser nombradas como anticapitalistas o antisistema. Castells hace una genealogía de las diferentes identidades que pueden surgir en torno a estas diferencias.
(...) la “identidad legitimadora” es aquella que se construye desde las instituciones y en particular desde el Estado. (...) El segundo tipo de identidad es la que yo llamo “identidad de resistencia”. Es aquella identidad en la que, cuando colectivos humanos se sienten o bien rechazados culturalmente o marginados social o políticamente, reaccionan construyendo con los materiales de su historia formas de autoidentificación que permitan resistir frente a lo que sería su asimilación a un sistema en el que su situación sería estructuralmente subordinada. (...) El tercer tipo de identidad que he observado es lo que yo llamo “identidad proyecto”. La identidad proyecto se articula a partir de una autoidentificación, siempre con materiales culturales, históricos, territoriales. Y aunque siempre sea con esos materiales, hay un proyecto de construcción de una colectividad, y en ese momento puede ser un proyecto de tipo nacional, genérico; por ejemplo, el movimiento feminista, o el ecologista como proyecto de construcción de una ciudadanía de los derechos de la naturaleza. (Castells, Manuel, 2005:16-17)
A partir de estas identidades, Jaime Preciado Coronado (2003:6) atribuye a cada una un nuevo término; a la identidad legitimadora, globalifílicos, que corresponden con organizaciones institucionalizadas que se articulan dentro del discurso hegemónico (partidos políticos, iglesia, sindicatos...), a la identidad de resistencia, globalifóbicos, pues se oponen a la globalización tal como se está llevando a cabo y, por último, a la identidad proyecto, les llama globalicríticos, aquellos actores sociales que buscan un cambio en la estructura social, que proponen un nuevo proyecto.
Otra problemática surge con la misma palabra “movimiento”. Parece que se ha normalizado hablar de movimiento antiglobalización (con las anteriores matizaciones presentes) pero se ha hablado también de si realmente esta definición de “movimiento” es correcta. Con respecto a esta crítica, cada vez se utiliza más el término “movimiento de movimientos” (el texto de Preciado Coronado (2007) es un ejemplo de ello) para reconocer precisamente esta heterogeneidad dentro del grupo ya que efectivamente, aunque parece imperar cierta conciencia de pertenencia a un movimiento mayor , la organización particular de cada grupo, o por grupos de afinidad, sigue siendo habitual.
En un sugerente artículo, Aguirre Rojas analiza y critica muchas de las concepciones precientíficas y mal fundamentadas de las que se suele partir cuando se habla de la globalización. Su artículo es una crítica al uso que se hace de este término. Uno de los fracasos del capitalismo y su mundialización, ha sido el diálogo intercultural, del que dice lo siguiente;
(...) en esta línea de pensar los nuevos temas que implica la situación contemporánea del capitalismo mundial, se impone la reflexión sobre como habremos de construir las verdaderas condiciones del diálogo multicultural e intercivilizatorio que reclaman cada vez con mas fuerza, la mayoría de los pueblos y sociedades del planeta. Porque si bien es cierto que Europa ha rehecho el mundo desde hace cinco siglos, difundiendo e intentando imponer en todas partes su cultura, su religión y sus cosmovisiones del mundo en general, también es cierto que es justamente en este plano cultural, en donde dichos esfuerzos colonizadores han sido mas fallidos, incompletos y limitados. (Aguirre Rojas, Carlos Antonio, 2000:8)
29 jun 2010
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3 comentarios:
Bastante bueno, espero leer pronto el resto del trabajo.
...traigo
sangre
de
la
tarde
herida
en
la
mano
y
una
vela
de
mi
corazón
para
invitarte
y
darte
este
alma
que
viene
para
compartir
contigo
tu
bello
blog
con
un
ramillete
de
oro
y
claveles
dentro...
desde mis
HORAS ROTAS
Y AULA DE PAZ
TE SIGO TU BLOG
CON saludos de la luna al
reflejarse en el mar de la
poesía...
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