19 oct 2009

Cuando dar las gracias es de mala educación

Pues si, parece que la evidencia etnográfica, como habitualmente, vuelve a desmontar un concepto que parecería que es universal. Como versa el dicho popular; “de buen nacido es ser agradecido”, pero expresar la gratitud no siempre es conveniente.

El intercambio es una faceta humana universal; en todas las sociedades de todos los tiempos se han intercambiado lo que se ha producido, capturado o conseguido mediante intercambio, sea en el seno del propio grupo o entre grupos étnicos diferentes. Uno de los tipos de intercambio es el conocido como intercambio recíproco (Polanyi habla de tres; recíproco, retributivo y de mercado), y es el que para nuestro ejemplo nos interesa, y además, el tipo de intercambio que más nos choca a los occidentales acostumbrados a vivir en una economía de mercado capitalista.

En el intercambio recíproco “el ciclo de servicios y productos del trabajo no es dependiente de un contraflujo definido” tal como explica Marvin Harris en Introducción a la Antropología General. Es un sistema de intercambio propio de sociedades igualitarias, un ejemplo clásico serían los !Kung que viven en el desierto del Kalahari, donde unos cuantos adultos se levantan por la mañana, se van de caza, y al llegar exponen todo lo que han conseguido y se reparten por igual entre todas las familias del poblado, hayan participado o no en la cacería. No hay normas, ni turnos ni obligaciones que sirvan de guía o referencia para cuándo uno ha de salir o no a cazar. Además, no se le echa en cara a ningún miembro el que por un periodo determinado de tiempo no haya salido a cazar o a recolectar, aunque se supone que si esto se extiende demasiado en el tiempo, se pondría en marcha algún tipo de sanción mística o mágica que la propia comunidad llevaría a cabo de alguna manera. Los “gorrones” no son bien vistos en ninguna sociedad, y estas no son una excepción.

Pues bien, dentro de este sistema, resulta que dar las gracias es un gesto de muy mala educación, parece ser que el exteriorizar este sentimiento de esta manera implica en el individuo algún tipo de cálculo o balance entre lo que se da y lo que se recibe. Además va implícito en el gesto de agradecer que uno no se esperaba que el donante fuera tan generoso. Por ello, a muchos pueblos igualitarios que practican el intercambio recíproco, el dar las gracias o incluso sugerir que han sido tratados generosamente es algo que se les hace casi repugnante, tal como explica Robert Dentan en su estudio acerca de los semai de Malasia central.


Richard Lee aporta una anécdota muy significativa sobre este sentir que le sucedió mientras estudiaba a los !Kung antes mencionados. Como regalo de navidad quiso obsequiarles con el buey más grande que pudo encontrar en la zona. Una vez adquirido el animal, los !Kung no paraban de repetirle que había sido timado al comprar un animal de tan poco valor. No sólo esto, sino que además afirmaban que efectivamente se lo comerían, pero que no los saciaría, y que se irían a dormir a casa con el estómago rugiendo. Meses mas tarde Lee consiguió una explicación por parte de sus informantes sobre esta actitud; la modestia que se espera en las sociedades que practican un intercambio recíproco había sido totalmente violada y los !Kung se lo hacían saber de esta peculiar manera; menospreciando su regalo y sugiriendole que no tenía valor y en último caso no serviría ni para alimentarlos, aunque sabían igual de bien que él lo que había debajo de la piel del animal.

Fuente; Marvin Harris, "Introducción a la antropología general"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante, hay que leer a don Marvin Harris.