2 jul 2009

Ida, o el gran show mediático del "eslabón perdido"

Siento la ausencia de estos meses, pero el ajetreo académico me ha impedido totalmente dedicarme a otras cosas que no fuesen exámenes, trabajos, correcciones, y estudio. Después de una semana de vacaciones, vuelvo a retomar esto y espero darle un poco más de continuidad ahora que tengo -en principio- algo más de tiempo disponible.

El 19 de Mayo, muchos medios de comunicación se hacían eco de lo que parecía un gran descubrimiento; se le ha llamado Ida y se estima que tiene 47 millones de años. Es una primate a la que se ha presentado casi como a una estrella del rock o un fichaje estrella de un equipo de fútbol, pues se la ha pretendido hacer "el eslabón perdido", esa gran entelequia científica que tanto ha calado en las mentes populares.

Parece ser que Ida -científicamente conocida como Darwinius masillae- presenta una serie de características peculiares que la sitúan en algún lugar entre los humanos y el resto de antropoides actuales; aunque tiene cola, su composición ósea se acerca más a la humana, con presencia de uñas en vez de garras, el talus, un hueso del pié típicamente humano, pulgares oponibles y una visión frontal que le permitiría ver en tres dimensiones. Todo esto puede saberse porque, como podéis ver en la imagen, el esqueleto de Ida se encontró completo al 95%, e incluso quedó marcado a su alrededor la forma de su cuerpo.


Este fósil fue encontrado en Messel, Alemania, en 1983 y el hecho de haber sido presentado hace sólo unos meses después de años de estudio, ha servido para que se presente conjunto a un libro escrito por sus estudiosos que se llama precisamente "El eslabón" y el documental llamado "Descubrimiento de Nuestro Primeros Antepasados". La tardanza se ha debido también al hecho de que cuando se descubrió, los restos fueron vendidos poro partes a diferentes aficionados a los fósiles, y no es hasta 2006 que se vuelven a juntar todas las partes. De todos modos, se le ha presentado desde el ámbito científico como "el fósil que lo cambiará todo", "el que confirmará la teoría de Darwin", "Ida es como haber encontrado el arca perdida" o incluso como el equivalente científico al Santo Grial. Como podeis comprobar en los vídeos, el show montado al rededor de todo el tema ha sido grande y polémico.

Sin embargo, todo este optimismo, está en parte bastante poco justificado. En primer lugar, se presenta este descubrimiento científico rodeado de un áurea muy poco rigurosa. En primer lugar, no existe eso que se ha venido llamando "el eslabón perdido", sino que existen una serie de diferentes momentos evolutivos que conformarían la evolución hasta el presente de cualquier especie. Por lo tanto, habría muchos eslabones perdidos, y no solo uno, tal como se ha venido afirmando. Seguramente este "lastre" ideológico proceda ya de la época de Darwin, cuando su teoría -tantas veces tan mal interpretada- pensada como una teoría progresista más que evolucionista, ponía al ser humano en el cúlmen de la evolución. Por lo tanto, la evolución era algo progresivo, lineal, que tendía hacia un fin, teolológico. En este sentido, se pensaba que se podría reconstruír la "cadena" que desde un lejano ancestro llegase al ser humano actual. Como Darwin afirmó, el ser humano y el resto de primates descendían de un antepasado común, y por lo tanto habría que encontrar a ese antepasado al que se ha venido llamando "eslabón perdido".

Hoy en día se llama a este tipo de descubrimientos fósiles transicionales, porque dan evidencia de la transición de un estadío evolutivo a otro, y es que la evolución hoy en día se concibe más como un arbusto o esquema en árbol que no como una cadena. Y en este sentido, en la famosa búsqueda del eslabón perdido, parece que Ida no es precisamente un gran descubrimiento. Los Nenanderthales se consideraron durante algún tiempo como ese eslabón perdido, pero se rechazarían después porque eran demasiado parecidos a los humanos para ocupar ese lugar. Con Ida pasa lo contrario; es demasiado primitiva, presenta rasgos demasiado parecidos a un lemúr o algún otro simio actual para jugar este rol. Y es que posiblemente Lucy o cualquier australopitecino sea ya ese "eslabón perdido" del que se hablaba, ya que muestra efectivamente unos rasgos intermedios, ni demasiado humanos ni demasiado simiescos.

Darwin no necesita más descubrimientos para ser confirmado. Su teoría tenía un alcance que todavía hoy en día sigue siendo actual, y aunque ciertas afirmaciones seguramente caerán por el peso de las evidencias, nadie negará que el marco teórico que supo aportar ha ayudado a realizar grandes descubrimientos y a entender muchas cosas. Los eslabones perdidos no existen, pero sin duda se encontrarán cada vez más fósiles transicionales que arrojarán luz sobre cómo el homo sapiens y los primates han llegado a ser lo que son.